Bolifaber
entrevista
a Bobo.
Bobo: —Solo de nombre.
Bolifaber: —Por
supuesto, no seas tan quisquilloso.
Bobo: —Mejor
aclararlo. Estoy harto de la bromita.
Bolifaber: —No
iba con segunda. Me refería a que eres Bobo, el perro de Alfonso.
Bobo: —En ese
caso, la respuesta en sí.
Bolifaber: —Yo soy Bolifaber. El bolígrafo titular de la escritora que se inventó la historia de Karen y Alfonso.
Bobo: —¡Un
bolígrafo que habla! Esa sí que es buena.
Bolifaber: —Cómo
si fuera lo más normal que un perro hablara.
Bobo: —Tienes
razón. Estamos empatados en rarezas.
Bolifaber: —Oye,
¿por qué no me cuentas algo de Alfonso y Kare?
Bobo: —No soy
un chismoso.
Bolifaber: —Venga,
enróllate un poco, tengo curiosidad. ¡Son tan diferentes! Alfonso tan amante del orden y el silencio… Tan
puntual y meticuloso, que me cuesta imaginarlo compartiendo espacio con Karen
que es todo espontaneidad y un torbellino de energía que no se calla ni debajo
del agua.
Bobo: —La
verdad es que son una combinación explosiva. Es como intentar que convivan
fuego y hielo. Alfonso necesita orden y calma y Karen es caos y actividad en
estado puro. Pero, curiosamente, se
complementan. Él la ayuda a enfocarse y ella lo saca de su caparazón.
Bolifaber: —¿Cómo
es un día típico con ellos?
Bobo: —Buff.
Antes de que llegara Karen, todo era rutina: Desayuno, paseo, siesta, otro paseo
a última hora de la tarde, un rato de relax y a dormir. Desde que está Karen,
nunca se sabe. Podemos terminar en una manifestación o sentados en el parque en
pleno diciembre comiéndonos un helado.
Bolifaber: —O
en comisaría. Mira la que se lío con el robo en el museo.
Bobo: —Bueno,
eso, si hay que ser justo, no fue culpa de Karen, más bien de “tu jefa”.
Bolifaber: —Ja,ja,
bien visto, cuando se pone a imaginar, sus personajes siempre acaban sufriendo
las consecuencias. Pero tiene debilidad por los finales felices. Siempre
termina arreglándolo todo.
Bobo: —Menos
mal.
Bolifaber: —Oye, ¿es
cierto que te llaman "Bobo" porque pudiendo vivir en un restaurante
de postín y comer a la carta todos los días, preferiste ir a vivir con Alfonso?
Y, ahí, como no comas libros...
Bobo: —Je,je. Sí,
pude vivir con Ricardo, el amigo de Alfonso, todo un rey de la gastronomía. Pero,
siendo un perro callejero, mi paladar es poco exigente, cualquier cosa me
parece exquisita. Sin embargo, valoro mucho el cariño y la buena compañía. Por
eso elegí a Alfonso.
Bolifaber: —Buen
criterio para tu elección, amigo. Ha sido un placer charlar contigo. Espero que
hayamos despertado la curiosidad de los lectores por conocer la historia de
Karen y Alfonso.
Bobo: —Ojalá. Si se
animan a leerlo, seguro que les gusta.