¿Por qué una mujer que, bajo la tutela de su padre, goza de libertad absoluta para vivir su vida bajo sus propias normas, va a desear abandonar ese hogar y arriesgarse a perder esa libertad, por contraer matrimonio?
Solo hay un motivo: el amor.
Anabela,
bajo la tutela de su padre, había crecido como un espíritu libre. Sin ninguna
cortapisa.
Adiestraba
a sus animales, montaba a caballo, leía, ayudaba a su padre en la
administración del castillo y disfrutaba llevando a la práctica, en su sala de
investigación, cualquier experimento que llamara su atención.
Era
feliz con su vida tal como estaba. No tenía ningún interés en contraer
matrimonio y verse obligada, con ello, a tener que renunciar a esa libertad.
Warren,
en aquel viaje, solo tenía intención de hacerse cargo de sus nuevas tierras.
Nunca entró en sus planes conseguir, además, una esposa. Pero fue inevitable
que esa posibilidad se abriera camino en su mente, en cuanto conoció a Anabela.
Una novela romántica, que
nos adentrará en los convulsos acontecimientos históricos de la época. Y descubriremos
cómo estos, dificultan y ponen a prueba, una y otra vez, la relación entre los
protagonistas.