Microcosmos
58 relatos de vida, amor y muerte.
Pues sí, ya ves, un nuevo proyecto
colectivo y, de nuevo, de un género, “los microrrelatos”, que no es el habitual
para mí.
Empezaré desde el principio.
Un microrrelato, por definición, es un texto breve en prosa
(normalmente con un mínimo de 7 palabras y un máximo de 250) que, pese a su
brevedad y gracias a la precisión de su vocabulario, logra crear la intensidad
suficiente para turbar al lector. Pueden ser realistas, fantásticos, de
misterio, de terror, humorísticos…
El microrrelato siempre necesita contar con un lector
cómplice porque le suelen gustar los finales no conclusivos. Suele centrar la
narración en el epicentro, en el punto álgido de la historia y necesita que el
lector imagine lo que ha ocurrido antes de ese momento y lo que ocurrirá tras
él.
Otras veces, al muy canalla, le gusta utilizar el humor, la
sátira, el doble sentido y jugar al despiste. Hace pensar una cosa al lector y,
en el último momento, le descoloca y deja que descubra el engaño.
Para mí que, habitualmente escribo novela, escribir un microrrelato, como te puedes imaginar, es todo un ejercicio de contención. Pero, pese al reto y el esfuerzo que supone, te confieso que mi lado malvado, disfruta intentando engañar “sin mentir”. Y también me gusta eso de contar la historia que yo quiero, pero dejando que sea el lector el que imagine el final que prefiera. Me parece un tándem perfecto.
“Microcosmos” es un libro que hemos
escrito entre 58 autores y que nació con una única condición previa que todos
debíamos cumplir. Podíamos escribir sobre el tema que quisiéramos, pero ningún
texto podía superar las doscientas palabras. Ese era el único requisito.
Como curiosidad te diré que, los
autores, estamos diseminados por trece países diferentes. Hay escritores con una
larga trayectoria de libros en el mercado. Y otros noveles, para los que, este,
es su primer trabajo publicado. Hay escritores de poesía, de novela, de
literatura infantil, de libros de autoayuda o de empresa… Hay hombres, mujeres,
jóvenes, pensionistas…
Esa maravillosa amalgama de
nacionalidades, edades, estilos, culturas, realidades, perspectivas, sueños y
pasados, que parece un camino directo al caos, resulta ser todo lo contrario.
Con tanta diversidad de autores, lo
lógico sería pensar que cada microrrelato fuera un punto y aparte, sin nada en
común con el resto. Pero no. Todos son un punto y seguido. Por increíble que
parezca, todos fluyen en armonía en una misma dirección.
Con esa única premisa del máximo de
palabras que se podían utilizar y sin ponernos de acuerdo, todos los textos se pueden
agrupar en tres grandes temas que es evidente que interesan y preocupan a
todos, independientemente del lugar en el que vivamos.
Y cuando terminas de leer el libro
compruebas que, entre todos, forman un círculo perfecto de vida, amor (desamor)
y muerte. De ahí el subtítulo.
Los hay que utilizan el humor o la
ironía. Los hay que rascan en los lugares más oscuros del alma. Los hay
divertidos, reflexivos, tristes o llenos de esperanza.
Todos los textos, a pesar de su
brevedad, encierran GRANDES historias.
Son historias que, aunque se leen
rápido, permanecen tiempo en el pensamiento. Apuesto a que, si te animas a
leerlos, te harán reflexionar sobre su significado o buscarles un final, tu
final, distinto seguramente al que otro lector le dé.