Truquitos de un escritor
Hola amigos. ¿Cómo estáis?
Yo aquí, escribiendo por mi
cuenta, sin que la jefa se entere.
Es que, estoy venga darle
vueltas a cómo les gusta a los novelistas jugar al despiste. Seguro que
vosotros también os habéis dado cuenta ¿A qué sí?
Por un lado, intentan
“engañar” a sus lectores todo lo que pueden y por otro, supongo que para calmar
su conciencia, van dejando pistas, miguitas a lo largo de la historia, que
permitan ir descubriendo esa verdad que pretenden ocultar durante una parte de
la trama.
Por ejemplo, en la novela “Mi
Tesoro”, de mi jefa, Bobo es una de sus primeras miguitas.
Sin embargo, un poquito más
tarde, aparece un nuevo personaje, Bobo. Bobo es un perro callejero que él
recogió y del que se ha hecho cargo. Lo que viene siendo un amigo incondicional
de cuatro patas. Teniendo en cuenta que Alfonso vive en un edificio en el que
no están permitidos los perros, como os imaginareis, tuvo que esforzarse mucho
para convencer al resto de propietarios de que hicieran una excepción. No os
diré como lo consiguió (tendréis que leer la novela para saberlo), pero sí os
puedo decir que no escatimó en gastos.
Nadie que abra su casa a un
animal abandonado puede ser mala persona, ¿no creéis?
Así que Bobo es esa miguita
que nos hace sospechar que el protagonista no es tan insociable y arisco como mi
jefa os lo está pintando. Todo lo contrario...
Estos novelistas...