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¡Bienvenidos a mi blog! Vídeo de presentación

En éste espacio encontraréis información sobre las novelas que, a día de hoy, tengo publicadas. Espero que, con vuestro apoyo, el número vaya creciendo poco a poco. Si sois de los que disfrutáis con una buena historia de amor, os invito a que curioseéis y os dejéis tentar por alguna de estas historias. Están escritas con mucha ilusión y pasión y creo que eso se nota y se trasmite a través de sus páginas, pero sois vosotros los que debéis juzgarlo. Gracias por visitar mi blog.

BOLIFABER

 

Relato:



Boli Faber estaba sobre el escritorio, recostado sobre un folio en blanco y, por una vez, no estaba garabateando sobre él. Descansaba plácidamente, mientras rememoraba los últimos meses de trabajo incesante. Él y su dueña, la escritora, con la ayuda de los folios en blanco y también, a veces, del teclado del ordenador, habían conseguido terminar una nueva novela. Un trabajo arduo que los había mantenido muchas noches en vela. Primero, con el trabajo previo de documentación.  Después, concretando los primeros esquemas de la trama. Más tarde, intentando perfilar al detalle la personalidad que tendría cada uno de los personajes.

Luego, vinieron las horas de estudio buscando la localización perfecta… Los apuntes de detalles técnicos: fechas, datos… Por fin llegaron los primeros borradores, las correcciones, el volver a reescribir algunos capítulos, más correcciones, un nuevo borrador… Hubo momentos en que creyó que no lo conseguirían, pero una vez más, la autora había logrado hacer magia.

Esa tarde había llegado la caja con los primeros ejemplares. Había visto la emoción en los ojos de su dueña al abrirla y poder palpar por primera vez algo que, hasta entonces, había estado solo en su imaginación. También detectó ese instante fugaz de miedo al formularse mentalmente la misma pregunta de siempre. ¿Gustará a los lectores?

La escritora, a primera hora del día siguiente, cumpliría su ritual de llevar personalmente los ejemplares a las librerías. Siempre lo hacía. Era una de las tareas, del largo camino de autora, con la que más disfrutaba. 

Bolígrafo, desde su posición sobre la mesa, observó a los ejemplares en el suelo, dentro de la caja, muy juntos unos de otros. Los notó asustados y eso no podía ser. Tenía que conseguir inyectar autoestima y seguridad a esos jovencitos.

Se irguió sobre el folio y accionó un par de veces su muelle para saltar con fuerza y llamar la atención de todos.

—Bien amigos, mañana será un gran día. ¿Todo el mundo está preparado?

Solo uno de los libros elevó ligeramente la tapa, demostrando que había escuchado. Los demás, siguieron muy quietos y pegados unos a otros para insuflarse seguridad.  

El valiente, muy bajito, respondió:

—Estamos un poco asustados. ¿Y si no le gustamos a nadie?

Otra vez la misma cantinela, pensó Boli.

—Vamos, no debéis tener miedo. Habéis quedado fantásticos.  Les vais a encantar a todo el mundo.

Ahora sí que, los que estaban tumbados arriba de todo, se movieron para ponerse de pie y dejar sitio para que los de más abajo pudieran asomarse.

—¿Estás seguro? —preguntó otro de los ejemplares.

Boli tuvo que ser honesto.

—Bueno, quizás no gustéis a todo el mundo, pero eso es inevitable y hasta cierto punto lógico. Ya conocéis el dicho “para gustos están los colores”.

Notó que la moral de su público se venía abajo de nuevo y, antes de que el desánimo ganara terreno, añadió:

—Pero, ¿sabéis qué? Debéis estar orgullosos de lo que sois porque sois el fruto de mucho esfuerzo y mucho trabajo por parte de vuestra autora. Vuestro interior, desde la primera hasta la última de vuestras páginas, está repleta de esfuerzo, tesón e imaginación. Un derroche total y absoluto de imaginación —aseguró mientras cogía impulso y, como si fuera la primera bailarina del ballet nacional, se deslizaba a lo largo de la mesa haciendo giros y cabriolas.  

Los de la primera fila rieron por lo exagerado de la afirmación y la todavía más exagerada puesta en escena.  

—¿Qué va a pasar mañana? —quiso saber otro de los ejemplares.

—Mañana, vuestra autora os llevará a la librería. Y entonces, empezará de verdad vuestra vida. Porque la vida de una novela no empieza hasta que alguien la lee.

—¿Algún consejo? —preguntó otro de los ejemplares desde la última fila.

—Sí. Uno fundamental. No debéis olvidar que cada uno de vosotros está formado por varios elementos: portada, sinopsis, solapa, lomo… y todos ellos, son igual de importantes.  Para tener éxito y conseguir que algún lector se enamore de vosotros, todos esos elementos, tienen que actuar al unísono, como un gran equipo. Si no, no lo conseguiréis.

Bolígrafo hizo una pausa y paseó la vista por todos los ejemplares para asegurarse que les había quedado claro. Tras unos segundos, añadió:

—¿Queréis que repasemos el plan?

—Sí, por favor. Sí, por favor —respondieron todos a coro, batiendo sus páginas.

Bien, por fin un poco de entusiasmo, pensó Boli.

—De acuerdo, veamos… Lomo, si os colocan en una estantería, que será lo más seguro, tú serás el encargado de llamar la atención y conseguir que vuestro posible lector se fije en vosotros.  Haz un poco de trampa —propuso con picardía—.  Muévete a derecha e izquierda hasta que consigas sobresalir más que el resto de novelas de tu estante. Es un truco que suele dar resultado —aseguró con cierto tono de marisabidilla.

Ahora, todos los ejemplares escuchaban con atención.

—Una vez que Lomo haya hecho su trabajo y vuestro posible lector os coja entre sus manos, será tu turno, Portada. Eres la más hermosa de todo el equipo. Tendrás que ser capaz de que se enamore al primer vistazo.

Boli percibió que a Portada, con su halago, se le habían subido los humos a la cabeza y la puso de inmediato en su lugar.

—Recuerda que sin el apoyo de Sinopsis, nadie te entendería. Serías bella sí, pero una incomprendida. No olvides que, si detrás de ti no tuvieras doscientas páginas contando una magnifica historia, no serías nada más que una cara bonita.

Cuando estuvo seguro de que había captado el concepto, tras otra teatral pausa, Bolígrafo continuó.

—Bien, si el posible lector, tras acariciar levemente a Portada, os da la vuelta para echar un vistazo a la contraportada, será una excelente señal. Sinopsis, entonces tú entrarás en acción.

Las letras de la sinopsis, algo nerviosas por la responsabilidad, se agrandaron y volvieron a encogerse, hasta su tamaño normal, en cuestión de segundos.

—Tranquila, lo harás bien —aseguró Boli—. Tu autora se ha encargado de que cuentes lo suficiente para tentar, pero no demasiado para desvelar.

Los ejemplares saltaron y, en el aire, hicieron chocar sus lomos unos con otros, soliviantados.

—Y, después ¿qué? —preguntó uno de ellos.

—Bueno, a estas alturas creo que tendréis a la mayoría de los lectores en el bolsillo. Pero, puede haber algún hueso que sea más duro de roer. Los llaman “Lectores exigentes” —aseguró bajando la voz hasta casi hacerse inaudible—. En esos casos, aun faltará superar una última prueba.

—¿Cuál?

—He oído decir que, ese tipo de lectores, antes de decidirse, suelen fisgonear en vuestro interior.

Todos los ejemplares boquearon asombrados.

—Si ese es el caso, tú, Primera página y quizás también Segunda y Tercera, tendréis que abriros como las alas de una mariposa y mostrar orgullosas vuestro contenido. Dejad que os acaricien y os miren de arriba a abajo. Si, al deslizar la yema de sus dedos por encima de vosotras os hacen cosquillas, no se os ocurra daros la vuelta. Aguantad sin moveros.  

Peligrosamente inclinado hacia delante, justo en el quicio del escritorio, advirtió:

—Algunos no se conforman con eso y ojearán alguna página más de la parte central.

—¿Y si no paran de leer? —se oyó preguntar a uno de los ejemplares desde el fondo de la caja.

Boli guardó silencio un momento para pensar una buena estrategia, por si surgía esa contingencia.

—Bueno —respondió tras unos segundos—, suelen hacerlo por sí solos pero, si insisten en seguir leyendo aquí y allá, todas las páginas tendréis que poneros de acuerdo y correr unas hacia las otras para cerrar el libro de golpe. Pensará que ha sido culpa de sus dedos —conjeturó divertido—. Eso será suficiente para que desista de su empeño —concluyó orgulloso por la solución que se le había ocurrido.

Suspiró, visiblemente emocionado y añadió:

—Si os abraza con fuerza, pegándoos a su pecho y echa a andar hacia el mostrador, vuestro destino quedará unido al de esa persona para siempre.

—Y ¿si no lo hace? ¿Y si vuelve a dejarnos en la estantería?

—Bueno, no pasa nada. Eso solo querrá decir que no era vuestro lector predestinado. Todos tenéis uno, solo hay que encontrarlo. Tendréis que repetir el proceso hasta que lo localicéis.

Todos guardaron silencio, meditabundos.

La charla se estaba alargando demasiado. Boli accionó de nuevo su muelle interior para dar un par de saltos y con ello poner punto y final a su discurso.

—Venga, todos a su lugar. Debéis descansar. Mañana es un gran día y tenéis que estar en plena forma.  Os deseo mucha suerte. Ojalá no volvamos a vernos —afirmó conteniendo la emoción—. Eso significará que todos hemos hecho bien nuestro trabajo.

Los ejemplares se volvieron a recolocar en la caja. Se oyeron murmullos mientras lo hacían.  Un minuto después, todos estaban acomodados en su lugar, como si nunca se hubieran movido.

Boli, satisfecho con su labor, volvió a recostarse sobre el folio y todo quedó en silencio.